La persistente suba del riesgo país —superior a los 700 puntos— representa un obstáculo significativo para la implementación del plan económico del ministro Luis Caputo. Sin el respaldo inversor necesario, el Estado no puede acceder de forma rentable a crédito externo, lo cual retrasa la acumulación de reservas planificada y pone en jaque el calendario comprometido con el FMI.
Este nivel elevado se explica en parte por el entorno global: las tasas internacionales siguen altas y el conflicto en Medio Oriente ha generado aversión al riesgo, lo que ha retraído flujos hacia los mercados emergentes, incluido el argentino . Este escenario deteriorado presiona sobre el balance del Banco Central y complica la estrategia de anclar el peso mediante la acumulación de reservas.
En respuesta, el equipo económico suspendió colocaciones públicas de deuda, consciente de que los costos actuales de fondeo resultan prohibitivos. Sin nuevos inversores, el BCRA y el Tesoro enfrentan un mayor desafío para cumplir con los objetivos fiscales y monetarios fijados para el año.
El plan de Caputo depende de reducir el riesgo país hacia el entorno de los 400 puntos, nivel que permitiría relanzar la emisión de títulos locales y captar capital externo en condiciones favorables. Sin embargo, en el corto plazo, este piso sigue siendo un ideal difícil de alcanzar, en tanto se mantengan las tensiones globales y la falta de reservas.